jueves, 25 de febrero de 2010

En un lugar del talento, la conclusión de la trilogía

Con esta trilogía, Juan Carlos Cubeiro propone una nueva perspectiva de entender el liderazgo en sus tres dimensiones: el reto del liderazgo individual es fluir, en el liderazgo de equipo se trata de in-fluir (conseguir que los miembros del equipo también fluyan) y el del liderazgo organizativo es con-fluir (vincular, provocar la coincidencia de intereses).
La primera parte, “La sensación de fluidez”, narra la relación entre Leopoldo Zoe (magnífico directivo, recién jubilado de Reptelco) y Jesús Bauluz (su sucesor, un hombre inteligente pero individualista); la trama transcurre en Urdaibai (reserva de la Biosfera de la provincia de Vizcaya), donde los dos protagonistas comienzan su aventura profundizando en el liderazgo individual a través de los cinco sentidos: visión de futuro, olfato para los negocios, escucha atenta, tacto con los demás y gusto en las celebraciones.
La segunda parte, “El bosque del líder”, es el paso al liderazgo de equipos. La historia parte del fracaso profesional de Jesús Bauluz en la relación con su propio equipo. El joven pide ayuda a su instruido amigo Leopoldo, auténtico líder de equipos profesionales, con experiencia en la generación de la energía necesaria para que el equipo funcione, y a través de los cuatro elementos: fuego (visión), aire (innovación y creatividad), tierra (decisión) y agua (implantación de soluciones), Jesús descubre cómo coordinar a las personas. En esta ocasión, Leopoldo elige el Camino de Santiago como escenario de aprendizaje; en el viaje, los dos personajes experimentan las cuatro estaciones del año (viajan por España de este a oeste), relacionadas con cada elemento y comprueban que convertir un grupo de personas en un auténtico equipo es una obra alquímica.
“En un lugar del talento” profundiza en el tercer nivel del liderazgo, el organizativo. La acción del libro transcurre durante la Semana Santa, por la tierra manchega, haciendo un recorrido por los lugares más emblemáticos que visitó el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho. El libro se estructura en siete capítulos, uno por día de viaje, en cada uno se relacionan las situaciones más significativas de la historia quijotesca en su contexto original, con el liderazgo de una organización. A la caída de la tarde, los personajes se detienen para descubrir cómo se conectan las siete fases o estados de ánimo previos a la muerte (el shock, la negación, la cólera, la depresión, el regateo, la aceptación y la decathesis) con la resistencia al cambio.
Al final de cada día (capítulo) como es habitual en los dos viajes anteriores, Leopoldo le entrega a Jesús un documento para su reflexión personal, que habla desde el punto de vista histórico-biográfico, de otros “quijotes” que han vivido en diferentes culturas, idealistas prácticos, para hacerle ver el impacto del líder organizativo en la cultura corporativa. Para ello se basa en
Un viaje de aprendizaje por la tierra manchega
el Modelo THT (Trompenaars-Hampden Turner) que categoriza las macroculturas en función de seis dimensiones: reglas (universalismo-particularismo), relaciones (individualismo-comunitarismo), sistemas (específico-difuso), estatus (de logro- adscripción), dirección de cambio (interno-externo) y tiempo (secuencial-sincronizado); la comprensión de éstas nos permite entender por qué ciertos líderes triunfan en determinadas culturas.
Esta vez, Jesús Bauluz necesita de las enseñanzas de su mentor y amigo Leopoldo, para poder afrontar un nuevo reto: después de diez años en Reptelco, es nombrado Presidente de la compañía. Tras un primer encuentro, Leopoldo accede a asesorarle y así, emprenden el viaje de aprendizaje por la tierra manchega; aunque Jesús, escéptico como siempre, no ve la similitud entre liderazgo y quijotismo y que todo líder organizativo acaba sufriendo la pasión no sólo como entusiasmo, sino como un acto de padecer.
El primer día transcurre entre Argamasilla de Alba y Consuegra. A través del diálogo con Leopoldo, Jesús descubre que, al igual que el Quijote tiene una aspiración heroica, todo líder organizativo debe perseguir un ideal que va transformando la cultura de su organización: marcarse unas metas, seguir unos valores y mantener unos principios conocidos por todos, evitando el dogmatismo y la ingenuidad; el liderazgo no se entiende sin ética. Por ello, Leo le regala un faro como símbolo para iluminar el camino. Al final de un día de enseñanzas, Leopoldo entrega a su pupilo un documento sobre Gandhi y dos de sus seguidores espirituales: Luther King y Mandela. Los tres lucharon por la dignidad desde la resistencia pacífica. Se describe la cultura hindú según el modelo THT como particularista (70%), comunitaria (90%), difusa (80%), de adscripción (80%), de cambio externo (60%) y sincronizada (70%).
Las paradas del segundo día son en Campo de Criptana y Puerto Lápice, el regalo que recibe Jesús es un termostato que ilustra la influencia del líder en el clima de una organización, éste debe regular la temperatura según convenga; generando entornos de serenidad y confianza se fortalece el clima. Jesús se asombra del poder del contexto: crea o destruye. La segunda nota sobre otros “quijotes” habla sobre Erasmo y los erasmistas; como holandés, Erasmo comparte una cultura que según el modelo THT es específica (85%), individualista (70%), universalista (60%), de logro (60%), de cambio interno (55%) y de tiempo sincronizado (55%) y es recordado como ferviente humanista, por su coherencia interior, sinceridad y suavidad.
Entre Las Tablas de Daimiel y Almodóvar del Campo, Leopoldo explica la complementariedad entre flexibilidad y perseverancia: “flexeverancia”. En un mundo tan competitivo, hay que estar abiertos al cambio sin desesperar (al igual que el Quijote que, sin cesar en su empeño, va cambiando de ruta constantemente); el líder debe variar sus objetivos en función de lo que le compensa (a él y a su gente). El símbolo es ésta vez una diana impulsada por un fuelle. Para terminar la jornada, el Quijote del día no podía ser otro que Tomás Moro, que presenta el humanismo en su sentido práctico: la coherencia, el sentido del deber, la libertad... La cultura británica es universalista (75%), individualista (70%), específica (70%), de cambio interno (65%), de logro (75%) y secuencial (65%) en el tiempo.
En el viaje por Almagro y Valdepeñas, Leopoldo regala a Jesús una probeta de laboratorio para hacerle ver que en todo aprendizaje hay que probar, equivocarse, acertar y reflexionar sobre el proceso; por ello el líder ha de convertir la organización en un caldo de cultivo de iniciativas, generar un contexto en el que el aprendizaje sea una prioridad tanto individual como colectiva, para desarrollar las competencias de los colaboradores. El Quijote del día es el emprendedor japonés Matsushita (creador de National/Panasonic), según él su misión era sacar a la sociedad de la miseria y llevarla a la riqueza; su cultura es de posición intermedia en las reglas (universalista-particularista), comunitaria (80%), difusa (80%), de cambio externo (90%), de adscripción (85%), secuencial (75%).
El 5º día del recorrido, viernes santo, transcurre entre Las Lagunas de Ruidera y El Toboso. En este punto Leopoldo introduce a Jesús en la relación con los demás como complemento a su capacidad intrapersonal, profundizando en la credibilidad. El líder ha de dedicar buena parte de su tiempo a apreciar a sus colaboradores, ha de valorar a las personas: centrarse en los comportamientos, indagar en su comportamiento pasado como predictor de futuro y descubrir la agrupación de cualidades para complementar los equipos. El regalo de Leopoldo es una balanza. Como reflexión, la historia de Juana de Arco. La cultura francesa es particularista (55%), comunitaria (70%), específica (65%), externa (55%), tan de logro como de adscripción (50%) y más secuencial (65%); es la cultura más jerárquica y menos igualitaria de las democracias occidentales.
El liderazgo en sus 3 dimensiones: fluir, in-fluir y con-fluir
En el sexto día de aprendizaje, nuestros protagonistas visitan Belmonte y Priego, para reflexionar sobre la relación entre Quijote y Sancho y comprender así la importancia de generar fuertes relaciones de vinculación con una causa, de interaccionar con los demás y la influencia mutua que provocan las relaciones; el regalo es esta vez un pequeño cuadro con nudos marineros como símbolo de unión. El Quijote de esta jornada es Benjamín Franklin: un hombre virtuoso, prototipo del autodidacta; la cultura estadounidense es una cultura extrema: universalista (90%), individualista (80%), específica (90%), interna (85%), de logro (80%) y secuencial (60%).
El último día de viaje transcurre de Molina de Aragón a Barcelona, la cualidad que se resalta es la importancia de atraer por autoridad moral: influir desde la credibilidad, la reputación corporativa, la responsabilidad social... el mejor símbolo de la atracción es un imán, regalo que recibe Jesús. Éste, convencido ya de la atracción e influencia del Caballero de la Triste Figura, se despide de su sabio amigo, que le entrega el último documento sobre los quijotes españoles, entre ellos San Ignacio de Loyola (que inspiró a Cervantes), un hombre de identidad fuerte y dinámica. La cultura española, como latina, está a medio camino entre las anglosajonas y las orientales, con dos peculiaridades: la diversidad y la transformación desde un entorno cerrado.
Un año después del viaje, mientras Jesús desempeña exitosamente su cargo, sucede lo inesperado: Leopoldo fallece y ante la terrible noticia, es el propio Jesús quien, curiosamente, pasa por las siete etapas del duelo. El libro concluye con el propósito de Jesús de no desfallecer y seguir persiguiendo su ideal: mejorar Reptelco.

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