jueves, 25 de febrero de 2010

LOS INTOCABLES

No me refiero a los agentes del orden que acompañaban a Eliott Ness contra Al
Capone ni a la famosa casta de la India, sino a personas –teóricamente- más cercanas: la mayor parte de los altos directivos.
Las investigaciones son abrumadoras: el comportamiento directivo tiene un impacto del 70% en la rotación no deseada; de entre un 70-80% en el clima
laboral; de un 90% en el aprendizaje en el trabajo. El liderazgo es primordial en la captación, desarrollo y retención del talento. Es la prueba de si los valores enunciados por la empresa se ponen en práctica. Sin embargo, la mayor parte
de las organizaciones se comportan como esto si no fuera así. ¿Qué pensaría, amigo lector, de un deportista de élite que no tuviera entrenador
–y que además alardeara de ello-, que casi siempre improvisara, que apenas midiera su rendimiento directo, que no analizara frecuentemente sus puntos
fuertes y oportunidades de mejora, que se despreocupara del trabajo en equipo, que sólo presumiera de sus conocimientos técnicos y no se preocupara humildemente por contar con la actitud adecuada? Que es un mero aficionado,
que no puede durar mucho compitiendo en un entorno de alto rendimiento. No se lo permitiríamos al piloto de líneas aéreas responsable de las vidas de sus pasajeros, al bombero que sofoca incendios, al músico de orquesta sinfónica.
Pero sí (como empleados, como clientes, como accionistas, como ciudadanos) a los altos directivos, que sienten que “ya han llegado”, que son “recursos divinos”,
que no necesitan desarrollarse más, evaluarse más, aprender más. Personas que tienen enorme responsabilidad sobre muchos puestos de trabajo.


Como directivo, ¿dispone de coach para desarrollarse profesionalmente?, ¿mide –y gestiona- su estilo de liderazgo, el impacto sobre el clima laboral de su equipo, la equidad de su compensación?, ¿considera hasta qué punto sus
comportamientos encarnan la cultura y los valores de la empresa?, ¿está al día de las técnicas de gestión actuales (EFQM, CMI...)? Si no es así, empiece a
cambiar.
¿Qué pensaría de un deportista de élite que no tuviera entrenador?

Juan Carlos Cubeiro, socio-director de eurotalent.
Publicado en Expansión & Empleo el 6 de junio de 2003

No hay comentarios:

Publicar un comentario