lunes, 1 de marzo de 2010

SACRIFICIO Y RENOVACIÓN

El pasado fin de semana he tenido la oportunidad de disfrutar de dos suculentos placeres: leer el último libro de Richard Boyatzis y Annie McKee, Resonant Leadership (que en breve se publicará en castellano con el título Líderes resonantes) y contemplar la última película de Isabel Coixet, La
vida secreta de las palabras. Uno, que hace tiempo que dejó de creer en las casualidades (llamamos casualidad a la
causalidad que desconocemos), puede darse cuenta fácilmente de que ambas obras, en diferentes lenguajes, tratan esencialmente de lo mismo: de la capacidad del ser humano para quemarse, ante la propia tragedia, o para salir adelante, cuan ave fénix, reconstruyéndose a
partir de sus propias cenizas. La tesis de mis admirados Annie y Richard es tan simple como sólida: los mejores directivos (que ellos llaman líderes resonantes, por su capacidad de generar un ambiente de trabajo de satisfacción y rendimiento) se enfrentan a retos, dificultades, cambios... al
estrés del poder, que denominan “Síndrome del Sacrificio”. En su experiencia con altos directivos (entre ellos, el anterior primer ejecutivo de Unilever, Niall Fitzgerald, y el actual, Patrick Cescau), se
han percatado de que frecuentemente quienes dirigen (por lo general, buenas personas que quieren ser efectivos) “entran en barrena” y contagian a sus equipos de las peores emociones. El liderazgo es tan excitante como estresante, y hay que saber digerirlo.
Isabel Coixet, antigua directora de publicidad, nos presenta una historia conmovedora: Hanna (Sarah Polley), que trabaja en una fábrica, es “obligada” por su director de recursos humanos a
tomarse un mes de vacaciones, porque en los últimos cuatro años no ha utilizado ni un solo día de los que legalmente le correspondían. Los aprovecha, por estos azares del destino, en la profesión para la que estudió (y por la que tiene vocación): ser enfermera, en una plataforma petrolífera
perdida en medio del océano. Allí cuidará de Josef (Tim Robbins), un hombre que se ha quedado ciego temporalmente. En palabras de Isabel Coixet, “Entre ellos va creciendo una extraña intimidad, un vínculo lleno de secretos, verdades, mentiras, humor y dolor, del que ninguno de los
dos va a salir indemne y que cambiará sus vidas para siempre. Una película sobre el peso del pasado”.
El antídoto del Sacrificio (volviendo a Boyatzis y McKee) es la Renovación, que se produce a través de tres vías: Atención, Esperanza y Compasión. Atención en tanto que los líderes han de estar alerta, dedicar tiempo a la reflexión, concentrarse en su mente, su cuerpo, sus emociones y su
espíritu. Significa observar, escuchar, aprender. Precisamente lo que hacen los dos protagonistas de La vida secreta... Se descubren a sí mismos a través del diálogo con el otro. La atención es esencial para que el ser humano se libere del peso del pasado y se centre en el aquí y en el
ahora, dejando su mente en calma. Sin esa atención, nos convertimos en autistas (como Hanna, en la película) o en impostores (como Josef). En ambos, con una auto-confianza por debajo de nuestras auténticas posibilidades.
Esperanza. Cultivarla a través de una visión de futuro, de un “sueño imposible”, acorde con
nuestros valores. Actúa como un imán, como un atractor, nos enseñan Annie y Richard. Nos convoca desde el porvenir. “Abandonad toda esperanza”, rezaba en el infierno de Dante. Sin esperanza, el ser humano se vuelve cínico. Con ella, optimista. El episodio que muestra la cinta
(esas semanas en las que Hanna cuida a Josef, en una plataforma contra la que chocan veinticinco millones de olas) es el del reencuentro con la esperanza, con un futuro no sólo mejor, sino posible. Y Compasión. Es (según los autores de Resonant Leadership) empatía y cuidado en acción. Comienza con la escucha profunda y desinteresada. Se basa en el auténtico diálogo. Libera las
tensiones del otro. Es la compasión que experimenta Hanna con Josef, y la que practica él cuando ella se atreve a revelarle su historia. La compasión que nos muestra como verdaderamente humanos.



“¿Vendrás conmigo?, ¿me cogerás la mano cuando pueda volver a mirarme en un espejo?”, pregunta Josef a su enfermera, cuando ella le advierte que un helicóptero viene a recogerle. Tiempo después, cuando la terapeuta de Hanna (Julie Christie) le espeta: “¿Ha pensado que
quizás lo que Hanna necesita es que la dejen en paz?”, el mismo Josef responde: “Sí, sí lo he pensado, pero sé que ella me necesita. Y yo a ella”. Vuelvo a Isabel Coixet: “Las palabras, como manadas de peces, pululan en nuestra cabeza y se agolpan en las cuerdas vocales, pugnando
por salir y por ser escuchadas por los demás. Y a veces se pierden en ese camino entre la cabeza y la garganta. Esta película trata de todas esas palabras perdidas, que durante mucho tiempo
vagan en un limbo de silencio (y malentendidos y errores y pasado y dolor) y un día salen a borbotones y cuando empiezan a salir ya nada puede pararlas”. Son las palabras que necesita toda Renovación para no sucumbir ante el Sacrificio.

Juan Carlos Cubeiro, director de eurotalent



El liderazgo es tan excitante como estresante, y hay que saber digerirlo.

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