miércoles, 3 de marzo de 2010

OBAMA, EN COMPAÑÍA DE RIVALES

Las exigencias de la crisis están empujando a Obama a organizar su equipo con más prisa de la que quizás le habría gustado.
¿Qué nos dicen las elecciones que Obama está realizando para su gabinete? ¿Qué podríamos, podrían, aprender nuestros políticos? ¿Es un modelo aplicable a los
Comités de Dirección de nuestras empresas? Lo más interesante de los nombramientos de Obama es la talla de las personas que integrarán su equipo. Es gente con experiencia, carácter e ideas muy firmes, pero sobre todo muy diversos. Tenemos al republicano Robert Gates, a su ex rival Hillary Clinton, al provocador Rahm Emmanuel y a los competentes Timothy F. Geithner y Lawrence Summers. Sus debates van a ser cualquier cosa menos tranquilos. Un hombre menos seguro de sí mismo no tendría la confianza para elegir un equipo de tal índole, pero como dijo el gran Peter Drucker: “Los verdaderos líderes no temen elegir gente más brillante que ellos”.
Pero más que Drucker, el inspirador de Barack Obama parece ser Abraham Lincoln. En el libro “Equipo de Rivales” sobre la presidencia del décimo sexto Presidente de los Estados Unidos, la historiadora Doris Kearns Goodwin, galardonada con el Pulitzer, describe el proceso de Lincoln en el que armó su gabinete con hombres que anteriormente habían sido sus rivales políticos que tenían ideas diferentes y sabían defenderlas. Es probable que el triunfo final y la salvación de la Unión fuera fruto, en gran medida, de la calidad de debate que tuvo lugar en aquel gabinete.
El modelo es claramente diferente al seguido por George W Bush que buscaba gente afín a sus ideas, aunque también parece distinto al de muchos otros presidentes. Parece una elección audaz y los peligros no son pocos. Empecemos con Hilary Clinton, cuya elección ha sido alabada tanto por demócratas como por republicanos, sin embargo, desde Londres con una visión más lejana, el editorial del Financial Times criticó su incorporación, argumentando que no va a saber trabajar en equipo ni seguir a Obama. Personalmente tengo mis dudas de que sea cierto, lo que sí está claro es que es una mujer muy inteligente con ideas muy claras que defenderá, con la misma energía y tenacidad a la que nos acostumbró durante las primarias.
Pero lo más importante es que Obama ha sabido cerrar el capítulo donde fueron claramente rivales para empezar uno nuevo donde cooperar juntos por el bien común.
¿Vemos ejemplos así en España? Yo los busco pero tengo que decir que brillan por su ausencia. Según un ex asesor de José Luís Rodríguez Zapatero, para él lo importante es que su liderazgo sea incuestionable: no le gusta que le lleven la contraria. Nada más lejos del modus operandum de Obama que parece buscar intencionalmente personas que le lleven la contraria; parece querer el debate feroz pero enfocado para luego tomar la decisión. Resulta difícil imaginar a Aguirre y a Gallardón en el mismo equipo, debatiendo duro, no para salirse con la suya sino con afán de llegar a la mejor decisión.
Este modelo también sería valido en un Comité de Dirección, aunque demasiadas veces el Consejero Delegado rellena su equipo con profesionales que piensan como él, incluso con gente que podría tener perspectivas diferentes sobre un problema que, aun siendo de un departamento concreto, afecta al negocio y, por tanto, a toda la empresa. Pero incluso en esta situación, los celos y las luchas de poder no permiten que este debate tenga lugar. ¿De quién es la responsabilidad? Todos la comparten pero más culpa tiene el Consejero Delegado que facilita dinámicas destructivas, asesinas de un debate que sería un servicio para el bien común.
Hay profesionales que con resignación, dicen que los Comités de Dirección son así. Yo digo que no, y de hecho he visto en acción Comités como el de Europcar, donde durante quince años han gozado de un debate vivo, con el resultado de llegar a ser la empresa líder en España.
Todos los movimientos de Obama están abiertos a interpretación. El tiempo lo dirá. ¿Nos atrevamos a creer en un gobierno donde el servicio a sus ciudadanos sea más importante que el ego de su líder? Yo sí me atrevo.

Douglas McEncroe, director de Douglas McEncroe Group

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