viernes, 5 de marzo de 2010

FALACIAS MACRO

Una de las frases más célebres del que fuera Primer Ministro británico, Benjamín Disraeli (1804-1881) es “Hay tres clases de mentiras: las pequeñas, las grandes y las estadísticas”. En los tiempos de incertidumbre que nos está tocando vivir, la frase del líder conservador puede aplicarse más que nunca. Y no porque los datos estadísticos no sean fiables, sino porque los grandes números suelen dar lugar a conclusiones erróneas y contraproducentes. Son lo que podríamos llamar “falacias macro”, engaños involuntarios fruto de la agregación de datos. Quiero referirme a varias de ellas que nos afectan en esta crisis:
- La productividad . Según el Foro Económico de Davos, España ha retrocedido cuatro posiciones en competitividad (y, por tanto, en productividad) en el último año, pasando del 29º al 33º puesto. “La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande la renta real de su población en el largo plazo”. La 8ª-9ª economía del mundo es la 6ª mejor en la calidad de sus escuelas de negocios (magnífica noticia) y la 13ª en tamaño de mercado, pero queda lastrada por la educación superior (33º), su sistema financiero (elogiado en el G-20 de 2008, que ha pasado del 36º al 50º), el entorno institucional (49º), la estabilidad macroeconómica (ha caído del 30º al 62º) y la rigidez del mercado laboral (122º). Lo cierto es que el 60% de la productividad puede atribuirse a la calidad directiva. En este apartado, España ha pasado del puesto 26º al 28º. En innovación se sitúa en el 40º y en eficiencia del mercado de trabajo, en el 97º. Tal vez tenga razón el Presidente del Gobierno cuando defiende “una reforma empresarial más que una reforma laboral”. O dicho en otros términos, más que un cambio de modelo productivo necesitamos un cambio de modelo directivo (un tercio de los trabajadores españoles sufre estrés laboral, a un 34’6% no se le permite poner en práctica sus ideas y casi el 40% no ve posibilidad de promoción).
- La educación . Según la OCDE, el 49% de nuestros compatriotas entre 25 y 64 años sólo posee estudios obligatorios, nueve puntos por debajo de la media. Sólo Portugal y México presentan un mayor nivel de abandono (el nuestro está en el 30%). El último Informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) no nos deja en buen lugar: 488 puntos en ciencias (por debajo de 500, media de la OCDE). Sin embargo, Castilla-León, La Rioja, Aragón y Navarra están por encima del 511 (al nivel de Suiza, Reino Unido, Alemania y Corea) y Andalucía en el 495 (el nivel de Portugal y Grecia). Teniendo en cuenta el ESEC, el Índice de Estatus Socioeconómico y Cultural (estudios de los padres, profesión y nivel de recursos domésticos), si todas las comunidades tuvieran el mismo ESEC, Andalucía mejoraría 21 puntos, se acercaría a Suecia y superaría a Dinamarca y EEUU (España mejoraría 10 puntos). Los estudios alcanzados por los padres (secundarios obligatorios en un 36% en España y en un 15% en la OCDE) son los que más explican el rendimiento académico. La media con padres sin estudios obligatorios da 439 puntos; con padres universitarios, 524 puntos. En hogares con menos de 10 libros, 407 puntos. En casas con más de 500 libros, 542 puntos (en la OCDE va de 427 a 552). La puntuación de alumnos de nacimiento extranjero es 55 puntos inferior a sus compañeros nacidos en España. Los alumnos de centros privados (un 35% del total, más del doble que la OCDE) obtienen 38 puntos más que los públicos. Moraleja: la educación es un derecho, pero la calidad hay que pagarla. El gasto público en educación es del 4’3% del PIB, en tanto que el de la UE-15 es del 5’2% y el de los países nórdicos supera el 6%. Eso sí, es una inversión: el salario medio de los españoles con estudios universitarios supera en un 50% a aquéllos que no cuentan con esa formación.
- El desempleo . Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) en nuestro país hay 4.137.500 desempleados, el 17’92% de la población activa. El dato duplica la tasa de la Eurozona. La OCDE espera que hasta finales de 2010 se agreguen otros 493.000 desempleados. Todo un récord. 851.000 puestos de trabajo perdidos en el sector de la construcción, 432.000 en la industria y 243.000 en los servicios. El paro entre los menores es del 38’15% y superará este año el 42% (algunos ya empiezan a hablar de “generación perdida”). ¿Por qué este nivel de desempleo? Porque nuestro mercado laboral es claramente dual: los funcionarios públicos y los contratos fijos tienen unas condiciones excepcionales, en tanto que los contratos temporales (más del 25%, tanto en la empresa privada como en la pública) son excesivos. Una clara muestra de falta de equidad, de solidaridad, que deja a los jóvenes a los pies de los caballos.
- El PIB . Algunos países (Francia, Alemania, Japón) ya están saliendo de la crisis porque su Producto Interior Bruto ha crecido en el último trimestre, en tanto que España será de las últimas en abandonar la crisis por sus decrecimientos del PIB. Necesitamos crecimientos de entre el 1’5% y el 2% del PIB para crear empleo. Hace año y medio, el Presidente Sarkozy creó una Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social para revisar la importancia de este indicador y ya ha dado a conocer su Informe. El PIB, glorificado desde los años 30 (para superar la Gran Depresión) no nos hace más felices. EEUU gasta en Sanidad más que ningún otro país, pero obtiene peores resultados, por ejemplo. El PIB es “fetichista”, según Joseph Stigliz, el Premio Nobel que ha presidido la citada comisión. ¿Qué le pasa a nuestro PIB? Que en más de un 60% es dependiente de la demanda interna (si no consumimos y no invertimos, no crece) y que exportamos muy poco (apenas el 7%, la mitad que Italia). La felicidad es otra cosa. “Los países más felices combinan la libertad de mercado con la igualdad de oportunidades a través de la educación”, ha señalado el experto en felicidad Stefan Bergheim.
"Una educación mejor, unas empresas mejor dirigidas, ciudadanos más emprendedores y más felices. Esas son las claves del futuro. Las “falacias macro” pueden resultar una cortina de humo."Una educación mejor, unas empresas mejor dirigidas, ciudadanos más emprendedores y más felices. Esas son las claves del futuro. Las “falacias macro” pueden resultar una cortina de humo.
Juan Carlos Cubeiro, Presidente de Eurotalent Publicado en Cinco días, en Diciembre de 2009

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