lunes, 1 de marzo de 2010

MALEDUCAR EL TALENTO

Después de más de una semana de análisis sobre la dimisión de Florentino Pérez como Presidente del Real Madrid C. F., me temo que la mayoría de los españoles sigue sin entender cómo es posible que un directivo que ha convertido a su compañía en la tercera constructora de Europa se sienta incapaz de llevar adelante un proyecto deportivo con 24 jugadores de valía contrastada. Interesa a los aficionados del equipo merengue (por supuesto), a los de equipos rivales (necesitamos no sólo dos, sino hasta cuatro clubes de referencia en el contexto europeo) y a todos nuestros compatriotas que la casa blanca encuentre el norte. Descubrir qué ha ocurrido es esencial para prevenir a su sucesor, Fernando Martín, y para que una de las marcas más poderosas de nuestro país no se devalúe. Si entendemos Talento como Capacidad por Compromiso (como hoy lo hacen las organizaciones punteras), la apuesta de Florentino fue fichar a los jugadores más valiosos del deporte rey, los llamados (antes con admiración, ahora con desdén) “galácticos”. El drama del Madrid es el de la “guerra por el talento” que enunciaron los consultores de McKinsey hace una década, porque el talento marca la diferencia. Lo que aprendimos después es que la captación de talento (el fichaje de los mejores) es sólo la primera parte de la historia. La clave está en el desarrollo del talento, en su liberación. El contrato “yo te pago, tú me das (beneficios, títulos)” ha quedado desfasado. El compromiso –la parte menos conocida del talento– es opcional, voluntario, dinámico. Para conseguirlo (antes Florentino, ahora Fernando Martín), bastan cinco claves: 1. El Talento se organiza (Liderazgo): Liderar es llevar la iniciativa, marcar la pauta, alcanzar las metas propuestas. En una organización tan compleja como un club de primera, el liderazgo ha de estar representado en una triada. Recordemos Inditex durante su despegue: Amancio Ortega como visionario, José María Castellano como gestor, Juan Carlos Rodríguez Cebrián como ejecutor. El Barça actual es una triada formada por Laporta, Beguiristain y Reikjard. Cada uno con funciones bien definidas, con un cometido claro para organizar el talento. Si no se clarifica el papel de cada uno, el Presidente acaba estando en todo: en las ruedas de prensa, en los fichajes, en las broncas. Así no obtienen rendimiento las organizaciones complejas. 2. El Talento se define (Claridad): El Talento ha de estar bien ubicado. Es la labor del Director Deportivo. Tras cada fichaje, el club debe explicar al jugador a qué se compromete, cuáles son los valores de la casa, en qué consiste el contrato psicológico entre ambas partes. En estos seis años ha habido despedidas mal explicadas, incorporaciones improvisadas, descartes incomprensibles. Numerosos ejemplos de que la estrategia no se ejecutaba con propiedad. 3. El Talento se potencia (Compromiso): No se puede demonizar a unos jóvenes que han triunfado en su disciplina porque cedan a las tentaciones que se les ofrecen. En otros tiempos, directivos como Saporta los cuidaban, les ayudaban en sus inversiones, con sus problemas, etc. El compromiso se educa, a través del reconocimiento (de lo que uno hace bien y de lo que puede hacer mejor). El Barça hace tres años que cuenta con una psicóloga, Inma Puig, para estas situaciones. 4. El Talento se compensa (Equipo): Esta es la labor del capitán. El vestuario madridista está formado por varios grupúsculos que no solo se niegan a tomar una cerveza juntos tras los entrenamientos, sino que prácticamente no se hablan. Cuando Raúl fue padre, sus “compañeros” no se tomaron la molestia de visitar a los gemelos en el hospital. Mientras ha estado lesionado, ni un solo gesto de recuerdo o aprecio. Sin un equipo cohesionado, en el que reine la confianza entre sus integrantes, el éxito se resiste. 5. El Talento se encarna (Reputación): El gol de Salgado en Mallorca no fue celebrado por algunos de sus compañeros, y probablemente ese talante fue la gota que colmó el vaso de la dimisión. Había precedentes: tras ganar la liga, se negaron a dar una segunda vuelta (lo que forzó la salida de Del Bosque y de Hierro); el escaso espíritu ganador en el Centenariazo (la final de la Copa contra el Dépor), en la final contra el Zaragoza o en el 6- 1 de esta temporada... Si el éxito no se celebra, no se pueden pedir esfuerzos ni disciplina. Muchos piden mano dura: despedir a más de la mitad de la plantilla, traer a un entrenador de “ordeno y mando”... Las experiencias de éxito en la liberación del talento en otros ámbitos demuestran que al talento no se le debe “maleducar”, por supuesto, pero tampoco tiranizar a través de la imposición. Sólo los mediocres son sumisos. El talento necesita que se le defina, se le potencie, se le organice, se le compense, sepa encarnar el éxito. Sí, ya sé que no es como se lideraban las constructoras del siglo pasado, pero es lo que toca para optimizar el rendimiento.

Juan Carlos Cubeiro, director de Eurotalent Publicado en El Economista el 14 de abril de 2006

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