lunes, 1 de marzo de 2010

EXQUISITA SENSIBILIDAD

Nos lo enseñó Goethe: “Trata a un hombre tal como es y seguirá siendo como es. Trata a un hombre como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”. En el mundo empresarial se denomina “efecto Pigmalión”: las expectativas sobre los demás son una profecía que se cumple a sí misma. ¿Cómo ha podido Fernando León de Aranoa crear una película tan hermosa sobre un tema tan sórdido? Básicamente, elaborando un guión delicioso, chispeante y conmovedor. Aranoa es uno de los mejores guionistas de nuestro cine. Además, la fotografía de Ramiro Civita (casi permanentemente luminosa, filmando una historia que imaginaríamos tétrica) y la música de Manu Chao (mestiza y urbana) nos alejan del estereotipo. Y los personajes resultan interesantes: Caye (Cayetana) es una chica de la calle, cuyas reflexiones son fruto de los documentales de la tele. Candela Peña interpreta aquí el mejor papel de su carrera. Zulema es una dominicana sin papeles que ha dejado en su país a un hijo pequeño; ha de mandar dinero a casa. En principio, son “rivales” en el mercado; la necesidad les convierte en amigas. Y ya se sabe que la amistad es el factor principal de la felicidad humana. Para este director, la historia nació en la peluquería de la madre de un conocido: allí se reunían algunas meretrices del barrio para peinarse y contarse su vida. La peluquería que vemos en la cinta es el ágora, el foro, la kasbah, el espacio de diálogo que nutre la civilización. Donde el ser humano socializa, conecta, se enriquece. No por casualidad, la de la película se llama Gloria, como la dueña, que reúne en torno a sí a un simpático “coro” que comenta lo que lee en las revistas del corazón u observa tras el cristal. Esta peluquería contrasta con las comidas en casa de la madre de Caye, un ritual falso, alienante, deshumanizador. La anfitriona es una viuda que se manda a sí misma flores o bombones porque se niega a aceptar que su marido ha fallecido. Sus hijos le siguen la corriente. Allí Caye no coge el móvil para que no descubran a qué se dedica, contribuyendo al engaño colectivo. Entre la pelu y el “encuentro” familiar, la selva en la que cada una “se busca la vida”, de noche o de día. ¿A qué se parece su entorno laboral; a “la Gloria”, esa peluquería que hace mejores a quienes la frecuentan, o a la tediosa comida familiar? ¿Cómo le tratan su jefe y sus compañeros, con sensibilidad o como a un desgraciado? “Existimos porque alguien se acuerda de nosotros y no al revés”, le han inculcado a Caye. Las dos amigas que protagonizan la película son básicamente buenas personas, que saben sobreponerse a las dificultades que les toca vivir. A su alrededor abundan los tipos atormentados (como el funcionario que golpea a la inmigrante prometiéndole papeles) y los que se dejan llevar (como Manuel, el informático o el voluntario). De David McClelland, el padre de la gestión por competencias, aprendimos que el comportamiento humano es función de la motivación y de las circunstancias del entorno. Saberse gestionarse uno mismo, para relacionarse mejor con los otros, es cuestión de conocerse, de esforzarse, de sensibilidad. De la sensibilidad que convierte a estas chicas en princesas, en seres especiales. A pesar de su título, Princesas no es precisamente un cuento de hadas a lo Pretty Woman, como no lo es la vida de cada uno, con sus altibajos, con sus pequeñas o grandes tragedias. En su cuarta película, Fernando León de Aranoa nos da una nueva lección de humanismo. Cine social de hoy. Nuestro cine abre septiembre con este exquisito primer plato. Continuará su menú con El método,
adaptación cinematográfica de El método Grönholm, en la que siete ejecutivos serán capaces de cualquier cosa por obtener un empleo durante un proceso de selección, en un ambiente claustrofóbico y de total falta de escrúpulos. Insensibilidad, no en los barrios de las princesas (La Elipa, Entrevías, Tetuán) sino un rascacielos de la Castellana. El postre, el día 30; una secuela sobre un personaje racista y fascista que presume de no tener dignidad: Torrente 3. En esta ocasión, Santiago Segura será el escolta de una eurodiputada. Mal gusto hasta el ridículo. Pueden adivinar cuál de las tres será la más taquillera.
Juan Carlos Cubeiro, director de eurotalent
Publicado en Expansión & Empleo el 17 Y 18 de septiembre de 2005

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