lunes, 1 de marzo de 2010

El reino de los cielos, el Imperio de los Sith

En la presentación de su último libro, La lógica del corazón, Santiago Álvarez de Mon fue acompañado por Benjamín Zander, director de la Filarmónica de Boston, profesor del
conservatorio y uno de los mejores conferenciantes sobre el espíritu humano. El maestro Zander habló de dos mundos diferentes: el de la escasez, siempre sufriendo, compitiendo e insatisfecho, y
el del arte de la posibilidad, centrado en la alegría de vivir, en el disfrute y en la contribución a los demás. Las dos películas que actualmente copan la cartelera (El Reino de los cielos, de Ridley
Scott y La venganza de los Sith, de George Lucas) nos hablan precisamente de esos dos mundos. En ambos casos, un joven (el herrero Balian, interpretado por Orlando Bloom; Anakin Skywalker,
papel que representa Hayden Christensen) elige entre una serie de dilemas que le convertirá en el protagonista de su entorno, en el líder de su equipo. Sin embargo, Balian vive un proceso de crecimiento y descubrimiento (hasta llegar a un gran caballero durante las cruzadas) y
Anakin/Darth Vader sufre una transformación negativa (seducido por el lado oscuro de la fuerza). Del paralelismo entre ambos personajes podemos extraer interesantes lecciones sobre los distintos talentos y el liderazgo.
1. Ambos personajes son recogidos por un tercero consciente de una misión superior. Balian, desesperado porque ha perdido a su mujer y a su hijo, es el
vástago ilegítimo del caballero Godofredo; le sigue y aprende a admirar su ejemplo. Anakin es el hijo de una esclava en el planeta Tatooine y se convierte
en discípulo de un caballero jedi al que acaba despreciando. El modelaje (muchas veces desde la infancia) en torno a unos valores es esencial para el desarrollo futuro.
2. Balian defiende y practica la Humildad. Anakin, para quien el consejo jedi todavía no está preparado, es tentado a través del Ego: la confianza del
Emperador y destacar sobre los demás. Los líderes han de evitar el narcisismo que con frecuencia alimentan quienes les rodean.
3. En la mentalidad de escasez, el Conflicto es omnipresente. Los seis episodios de
Star Wars narran un proceso de guerra durante varias generaciones. Balian también vive en tiempos de guerra (las cruzadas), pero disfruta de la paz entre
el rey de Jerusalén Balduino IV y el árabe Saladino. Promueve la cooperación y sabe estar a la altura de las circunstancias.
4. El Compromiso frente al Miedo. Balian convierte, en la defensa de Jerusalén, a todos los ciudadanos en caballeros para que den lo mejor de sí mismos. Busca liberar sus potencialidades. El futuro Darth Vader es advertido por Yoda de que
el miedo le llevará al lado oscuro: desconfiar de sus propias capacidades e intimidar a los demás reduce posibilidades.
5. En su trayectoria vital, Balian aprende el valor del la amistad y de la compasión, la fuerza del equipo. Por el contrario, Anakin se transforma en un ser
atormentado que abandona el amor y desconfía de los demás. La expansión frente a la progresiva rigidez del traje negro de Darth Vader. 6. Mantener la Calma en las más difíciles circunstancias es una de las más valiosas lecciones que incorpora Balian a su forma de ser y actuar. Por ello, acaba como empieza: ligero de equipaje, aunque con la valiosa apreciación de
muchos semejantes y el amor de su pareja. En Anakin se incrementa progresivamente la Ira, la Rabia, lo que provoca el alejamiento de quienes le rodean.
7. Cuando el caballero Godofredo visita a su hijo Balian, éste es un ser que sufre por su soledad. En su andadura, descubre la importancia de la Humanidad, de
vivir hacia los otros. Por el contrario, en Anakin se fomenta la individualidad, el distanciamiento emocional, la venganza.
8. Ambos héroes viven en tiempos bélicos. Sin embargo, Balian, que aprende a ser un gran estratega, defiende en todo instante la Paz, el acuerdo, el diálogo. Anakin se transforma, como Darth Vader, en un señor de la guerra. Necesita un
enemigo y focalizar su energía (negativa) en aplastar al rival. Si lo destruye, buscará otro, porque de ese odio se alimenta.
9. Balian tiene la fortuna de conocer a caballeros (y a una princesa) que persiguen un Ideal. Esa inspiradora Visión guía sus actos. El Reino de los cielos no es sólo Jerusalén, aún dividida mil años después: está en él. Por el contrario,
Darth Vader encuentra un mal sucedáneo de los ideales: el Poder. Se corrompe desde la falsa creencia del uso de la fuerza sobre los demás.
10. En definitiva, se trata del “Liderazgo de autoservicio” o de Servicio a los demás. El fascinante Darth Vader, aparentemente poderoso pero cautivo de su propia
contradicción, acaba destruyéndose a sí mismo porque reconoce el amor a sus hijos (Luke Skywalker y la princesa Leia). Balian ha tratado de contribuir a hacer un mundo mejor. Como dijera el poeta Kavafis: “no espera nada, no teme
nada; es libre”. George Lucas y Ridley Scott, que ya han pasado por derecho propio a la historia del cine, nos
deleitan con historias de caballeros medievales o galácticos aderezadas por los mejores efectos especiales. Su trasfondo es intemporal. Vivir –y acabar- como Anakin o como Balian es nuestra propia decisión de cada día. Significa pertenecer a uno de esos dos mundos que tan
deliciosamente el maestro Zander describe.




El Cárter que el motor necesita

Juan Carlos Cubeiro, director de eurotalent Publicado en Expansión & Empleo el 21 de mayo de 2005
Han coincidido en nuestras carteleras dos películas con título no traducido (Coach Carter e In Good Company) que tratan de organizaciones (un instituto, una revista), de la relación entre
empresa y deporte (el equipo de baloncesto de los Richmond Oilers, una publicación deportiva), que han funcionado muy bien en taquilla en su país de origen (en su primer fin de semana, Coach
Carter fue la número uno con más de 29 millones de dólares; In Good Company, la tercera, con más de 17 millones de dólares), que se centran en dirigir por valores y cuyo protagonista, en ambos casos, se llama Carter.
Como saben los conductores, el cárter es la pieza que cierra la parte inferior del motor y que recoge el aceite utilizado en la conducción. Lo inventó un ingeniero inglés llamado H. Carter, que
falleció en 1903. El primer coche que incorporó el cárter y el bloque motor en una sola pieza fue el mítico Ford T, presentado en 1908 y que vendió 15 millones de unidades (en 1921, el 56’6% de todos los coches vendidos en el mundo eran Ford T).
Coach Carter está basada en una historia real y relativamente reciente. Ken Carter se hace cargo de los Oilers, el equipo de baloncesto del Insituto Richmond, a 15 kilómetros de San Francisco. Les exige respeto (vestir con corbata), firmar unas reglas de compromiso (asistir a clase, aprobar) y
trabaja, además de los fundamentos del basket, la autoconfianza y el trabajo en equipo de adolescentes afroamericanos carentes de recursos económicos (en esa zona, uno de cada tres acaba en la cárcel y es casi imposible que lleguen a la universidad). Los Oilers obtuvieron 13
victorias consecutivas y se convirtieron en el equipo revelación. El 4 de enero de 1999, ante el bajo rendimiento académico de los miembros del equipo, el entrenador Carter (Samuel L. Jackson en la película) selló el gimnasio, prohibió los entrenamientos y se negó a jugar varios partidos, ante la
oposición de padres y maestros. Lo que Carter demostró es que los principios hay que cumplirlos y hacerlos cumplir, con coraje, porque el futuro va más allá de la victoria puntual. Ken Carter llevó la antorcha en las Olimpiadas de invierno de 2002. La cinta (dirigida por Thomas Carter) demuestra
lo importante que es hacer lo correcto en un entorno deportivo dominado por intereses económicos. El entrenador de este equipo, sería, en el mundo del motor, un cárter húmedo, que recoge el aceite y lo almacena hasta que la bomba lo recoge y lo envía al circuito de engrase.

In good company, escrita y dirigida por Paul Weitz, trata de un director de ventas de 51 años, Dan Foreman (Dennis Quaid), con un cuarto de siglo en la misma revista, cuya empresa es comprada
por un grupo global de comunicaciones y por ello pasa a tener un jefe de 26 años, sin experiencia comercial pero con estudios de empresariales, llamado Carter Duryea (Topher Grace). La mujer
de Foreman, Ann (Marg Helgenberger, la detective de CSI) está embarazada, y su hija mayor, de 18 años, Alex (Scarlett Johansson) estudia en la Universidad de Nueva York. Para colmo de males, la esposa de Carter le deja y éste empieza a salir con Alex.



Lo que Carter demostró es que los principios hay que cumplirlos y hacerlos cumplir, con coraje, porque el futuro va más allá de la victoria puntual.
Globecom, la empresa que compra Sports America, es la viva imagen de la soberbia corporativa. Su dueño, el magnate Teddy K. (interpretado por Macolm McDowell, en un papel de villano políticamente correcto, bien distinto del gamberro Alex de La Naranja Mecánica) es un
megalómano que utiliza conceptos como la sinergia o la democracia en su propio beneficio. Clark Gregg (Mark Steckle), el jefe de Carter, es un desalmado que hace trampas hasta jugando al baloncesto con sus compañeros de trabajo. Carter es un pardillo que se cree los discursos del
“semidiós” Teddy K., que se entusiasma con los “refuerzos” de Clark y al que le toca despedir a gente honrada y trabajadora, recortar costes salvajemente y “hacer equipo” con personas aterrorizadas, a costa de su vida personal. Afortunadamente, Carter descubre el amor verdadero
y cuenta con el buen ejemplo de su “colaborador” Dan Foreman, un ciudadano que hace lo correcto, buen esposo y padre ejemplar. Duryea es un cárter seco, que aumenta la distancia libre
al suelo y evita que entre aire a la bomba cuando se desplaza el aceite a causa de la fuerza centrífuga. Es lo que hace este Carter: impedir que Dan y otros sean despedidos por Globecom.
In good company es también el título de un libro de Don Cohen (editor de Knowledge Directions) y Laurence Prusak (responsable de gestión del conocimiento de IBM) que trata de la relación entre el ambiente de trabajo (que ellos denominan Capital Social) y los resultados de negocio. El
respeto y la confianza generan relaciones informales que impactan de forma determinante en el servicio al cliente y la rentabilidad. Precisamente el respeto y la confianza (por contrato) que genera el entrenador Carter en su equipo de baloncesto; el respeto y la confianza que descubre
el joven Carter de su novia Alex y de su compañero de trabajo Dan. Estos Carter son buenos jefes (Juan José Almagro, en su libro más reciente, los llama Jefazos). Si fueran malos (en la terminología de Juan José, jefecillos) serían despóticos, maltratadores, tóxicos. Los cinco litros de aceite que contiene el cárter pueden contaminar, tras ser quemados, 100.000 metros cúbicos (lo que respira un ser humano en tres años). Si se vierten a un río, forman una capa de aceite de cinco kilómetros.
Así es la vida. Sin valores no hay escrúpulos.



Juan Carlos Cubeiro, director de eurotalent

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