El Balance es una de las herramientas básicas de nuestro sistema contable, necesaria para conocer el origen y la aplicación de los fondos de la compañía. Junto con la Cuenta de
Resultados y el Estado de Tesorería (Cashflow) son el pan nuestro de cada día de todo alto directivo. Los objetivos de la empresa en la mayor parte de los casos se cifran en alcanzar o
superar determinados valores en alguna de ellas. La lucha diaria del directivo, sin embargo, está muy distante de esos objetivos anuales. Consideramos todo un arte el ser capaz de incidir con nuestra constancia diaria en esos objetivos macro. Es el manido debate entre la dedicación a lo
urgente y/o a lo importante.
En nuestra dedicación a todo ello no se nos ocurre entender nuestra actividad diaria desde una perspectiva contable. Os propongo un pequeño ejercicio de reflexión que puede hacer que
vuestros días sean más productivos y alineados con los objetivos anuales. Para ello vamos a utilizar un Balance de nuestra actividad como Directivos. Utilizaremos entonces una simplificación poco exacta (que nos perdonen los puristas) de los conceptos de Activo y Pasivo, basada en la que el
autor Robert Kiyosaki utiliza en su famoso libro “Rich Dad, Poor Dad”: “activo es todo lo que mete pasta en tu bolsillo, y pasivo es todo aquello que lo saca”.
Podemos estructurar nuestro Balance de actividad como Directivos, al igual que el tradicional, en Corto Plazo y Largo Plazo aunque en este caso no tienen que sumar lo mismo. Consideraremos en la columna de Activos todas aquellas actividades que realizamos que “nos proporcionan más
tiempo para dedicarlo a lo importante o más energía para alcanzar los objetivos”. En la columna de Pasivos situaremos todas aquellas actividades que realizamos que “nos quitan tiempo para dedicarlo a lo importante o nos drenan energía para alcanzar los objetivos”. Con un poco de
honestidad podemos estructurar todo nuestro día en ambas columnas.
De esta forma veremos “contablemente”, que actividades como delegar o aprender a aprovechar las nuevas tecnologías son claramente Activos, mientras que actividades como
retrabajar lo ya trabajado por nuestros colaboradores o acaparar información son evidentemente Pasivos.
La pregunta que entonces podemos plantearnos es ¿cómo podremos hacer crecer nuestros activos de forma sostenida? Una respuesta de las más evidentes es: desarrollando continuamente a nuestros colaboradores para que puedan acometer cada vez mayores retos.
Podemos estructurar nuestro Balance de actividad como Directivos, al igual que el tradicional,
en Corto Plazo y Largo Plazo aunque en este caso no tienen que sumar lo mismo.
Alberto García Casillas, gerente de eurotalent
Hello world!
Hace 5 meses
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