lunes, 1 de marzo de 2010

DESARROLLO DE COMPETENCIAS EN EL PROFESORADO DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ

El pasado 12 de enero dio comienzo un curso sobre Desarrollo de Competencias - motivación, comunicación, relacionales y de organización -, dirigido a un colectivo amplio de profesores universitarios de la Universidad de Alcalá. Este proyecto fue una iniciativa de la propia Universidad a través de su Rector, Virgilio Zapatero, y fue diseñado en cuanto a sus contenidos por Círculo de Progreso – Infoempleo- de la mano de María Benjumea, su Directora General. El objetivo del mismo consistía en transmitir y compartir los contenidos de una serie de competencias con el profesorado para que éste, a su vez, las interiorice, desarrolle y transmita, a lo largo de la carrera, a los estudiantes universitarios de forma y manera que, estos, una vez abandonen el ámbito académico, las tengan perfectamente asumidas y estén en condiciones de ponerlas en práctica, desde el primer día, en los entornos empresariales que van a ser sus destinos profesionales correspondientes. El curso duró un total de 160 horas y fue desarrollado con una parte introductoria, una serie de seminarios y varios talleres, con un extraordinario componente práctico, finalizando el proyecto el pasado día 16 de junio. El conjunto de ponentes que intervino en este proyecto fue el siguiente: Juan Soto, ex Presidente de HP, Antonella di Broglio, ex Consejera Delegada de Saatchi & Saatchi, Santiago Álvarez de Mon, profesor de RR.HH del IESE, Juan Mateo, Socio fundador de Training Lab, José Mario Álvarez de Novales, profesor de Tecnología del Instituto de Empresa - lamentablemente ya fallecido -, Mario Alonso Puig, Médico Cirujano y experto en Comunicación y Liderazgo, José Ballesteros, Socio fundador de Vesp, Ovidio Peñalver, Socio fundador de Isavia, Susana Marcos, Socia fundadora de Peoplematters, Diana Clarke, Socia de Read Mathews y, por último, Juan Carlos Cubeiro, Socio fundador de Eurotalent, quien hizo la síntesis de todas las enseñanzas allí vertidas. Me parece interesante haber nombrado a cada ponente por aquello de hacernos una idea de qué resultado se podría esperar. El lugar del encuentro y desarrollo del proyecto fue el Rectorado de la Universidad de Alcalá, edificio fundado por el Cardenal Cisneros en la primera mitad del siglo XVI; un entorno absolutamente espectacular, tanto por su belleza arquitectónica como por el recogimiento que imprime el propio marco. Como espectador y coordinador de este proyecto quiero señalar que, entre la parte teórica expuesta, fortalecida con orientaciones bibliográficas concretas e imprescindibles, los ejemplos vividos a través de la visualización de diferentes pasajes de películas extraordinariamente bien elegidas, y los ejercicios llevados a cabo en aula, el resultado final fue extraordinario, si partimos del hecho de que no todo el “alumnado”, -en este caso profesorado de la Universidad - iba con unas expectativas claras sobre los resultados que se podrían alcanzar como producto final que, dicho sea de paso, “salió redondo”. Esta experiencia va a constituir el principio de lo que venga después, si hago un juicio sobre la intensidad percibida al final del curso por parte de los “alumnos”. Entre este colectivo asistente debo señalar que había una parte minoritaria que lo tenía bastante claro desde el principio pues, varias personas iban realmente a reforzar competencias que ya tenían y estaban desarrollando en sus respectivas aulas; otra parte del colectivo iba expectante, aunque con mentalidad de “descubrir” y….., si salía algo que fuera de interés, ponerlo en acción a partir del próximo curso; por último, había otro grupo, pequeño, que iba bastante escéptico. Se habló mucho a lo largo de las primeras fases del curso - especialmente durante el desarrollo de los seminarios- de que las competencias puestas en escena tenían más una aplicación empresarial que docente pero poco a poco se iba produciendo el cambio y se terminó por aceptar que las competencias puestas sobre el tapete tenían un valor transversal – comunes a cualquier entorno-. Esta evolución progresiva pudimos detectarla a lo largo de las diferentes evaluaciones – muy buenas, por otra parte- que se pusieron en práctica a lo largo de cada tramo formativo; estas iban dirigidas tanto a los contenidos de las ponencias como a la capacidad didáctica de los diferentes ponentes; en la parte de los seminarios, se sentían menos próximos a las competencias expuestas; en la parte de los talleres, que es la que ocupó más tiempo, los comentarios eran convergentes y unánimes en el sentido de que las competencias desarrolladas eran de una enorme utilidad. Por otro lado, los alumnos entraron en materia, ¡¡ ya lo creo que entraron!!; unos muy pronto y otros más tarde pero el resultado final es que todo el grupo se “metió en harina”. Con el transcurso de las semanas, elaboraron varios decálogos en los que recogían los aspectos más críticos que les afectaban a ellos como formadores, a la Universidad como Institución, a los estudiantes como destinatarios finales de la formación, etc., con el interés de acercar la formación recibida en esos módulos a la realidad vivida en la Universidad. Estos decálogos los compartieron con los ponentes del curso y resultaron de una enorme utilidad para las dos partes implicadas. La siembra, sin ningún género de dudas, ha surtido un efecto importante y una enorme inquietud en el profesorado asistente a estos módulos formativos; es más, algunos profesores comenzaron a ejercer las líneas recibidas - y retroalimentadas en base a las aportaciones valiosísimas de sus compañeros - en sus aulas, una vez finalizada la Semana Santa; los estudiantes afectados, según los comentarios de algunos de los profesores, notaron que determinados profesores iban con planteamientos distintos a los que solían ser habituales en ellos. Por otro lado, quiero comentar que, como es lógico, el principio de la cosecha real comenzará a recogerse al finalizar el curso académico 2006 – 2007 y ésta, paulatinamente, irá siendo cada vez más abundante con el transcurso de los años pues, ya se sabe, los cambios culturales requieren tiempo y este nuevo enfoque es cultural porque quiere trascender y modificar hábitos. Los cambios solo surgen cuando uno “descubre” de verdad y pone en práctica la necesidad de llevarlos adelante; ello va a suponer un gran esfuerzo por parte del profesorado, una enorme generosidad por el lado Institucional y un elevado interés por parte de los estudiantes. En un ejercicio de pura contribución - pues me metí muy de lleno en el papel de coordinador de este proyecto - elaboré una especie de “mandamientos” sobre lo que entendía que debía ser el perfil de un buen Profesor Universitario y concluí el ejercicio con las siguientes líneas de actuación: 1.- Domina la materia que imparte. 2.- Tiene vocación y una elevada motivación por la docencia. 3.- Desarrolla una buena capacidad pedagógica y también de comunicación. 4.- Llega muy bien a una gran mayoría de alumnos y crea mucho interés en ellos por su ámbito de conocimiento. 5.- Utiliza casos reales como metodología de aprendizaje. 6.- Tiene mayor preocupación por el aprendizaje de sus alumnos que por el cumplimiento estricto del temario. 7.- Es muy accesible para sus alumnos y tiene un elevado espíritu de servicio. 8.- Sus clases suelen estar muy concurridas - en función del número de estudiantes matriculados-. 9.- Fomenta la participación en las aulas. 10.- Orienta, adicionalmente, en las salidas profesionales de la carrera en la que está impartiendo conocimientos porque conoce el mercado laboral que más le afecta. 11.- Sus habilidades personales, a la hora de enfocar los temas, van a resultar muy útiles a los alumnos en el futuro. 12.- Sus enseñanzas van a contribuir a ampliar el horizonte intelectual de éstos. Ahora bien, como todo en la vida, todo este esfuerzo por parte del profesorado de esta Universidad y su afán por alcanzar los óptimos deseables, requiere por parte de los alumnos hacer un ejercicio de reciprocidad para estar a la altura de lo que la sociedad en su conjunto se merece y, de manera muy especial, el contribuyente, gracias al cual la Universidad y su proyecto final, la dimensión integral del futuro profesional, se pueden hacer una realidad más completa.
Carlos López Combarros, asesor en el área de los Recursos Humanos

No hay comentarios:

Publicar un comentario