lunes, 1 de marzo de 2010

DE LA RESPUESTA CREADORA A LA RUPTURA CREATIVA

“Las actuaciones e ideas del genio creador abren caminos nuevos a la humanidad. Para él, vivir significa crear y sus actividades se desarrollan en un paradigma propio que acepta que la conducta creadora puede concluir tanto en éxito como en fracaso. No es posible sustituir la labor del genio creador por el trabajo de terceras personas. Por ello resulta muy fácil organizar una sociedad reactiva en la que queda poco sitio para los innovadores y las ideas descubridoras y demasiado espacio para la rutina y el quehacer cotidiano” (Von Mises.- Acción Humana, 2001) El desarrollo histórico se explica desde la denominada “respuesta creadora”; práctica existente en los sectores económicos que conduce directamente a la mejora y que precisa del espíritu empresarial (accionistas, directivos) y también de la actitud de las personas (empleados). El cliente es siempre el beneficiario de la respuesta creadora. La respuesta creadora no se identifica con cualquier actividad que la empresa emprende. Schumpeter (Ensayos.- 1968) mantenía que el cambio económico en la sociedad capitalista se fundamenta en la actividad empresarial y en su respuesta creadora ante las nuevas necesidades de la demanda. El turbulento mundo de las últimas décadas del XX, obligó a las empresas a modificar sus clásicas estrategias y trasnochadas estructuras, para adaptarlas a un nuevo ritmo impuesto por la “auténtica modernidad”. Las organizaciones tuvieron que reaccionar y dar una respuesta creadora a un método exigente y lleno de expectativas. Pero para que la respuesta de la empresa ante las nuevas necesidades de la demanda sea realmente una repuesta creadora, precisa reunir algunas características:
• Ser concebida y puesta en práctica ex ante y comprobar que su resultado ex post es positivo y sostenido.
• Convertirse en un nuevo modelo válido y capaz de cambiar situaciones sociales y económicas, cuya solidez sea tal que “no resulte permitido utilizar ningún credo determinista en su contra”.
• La frecuencia e intensidad de su aplicación social, lo que es tanto como afirmar que el triunfo creador está en relación directa con la mejora de la calidad (Win v/s Win). La respuesta creadora es pues el compromiso empresarial aceptado en el ocaso del S. XX para crear, innovar, sustituir, progresar y mejorar las técnicas, los métodos y los sistemas, los productos, los comportamientos económicos y la presencia social. La respuesta creadora fue el reto que desde los 90 elevó la productividad y la eficiencia, que desarrolló las capacidades personales y culminó con la eclosión y aproximación de las actitudes personales al entorno del trabajo. Pero superada ya la respuesta creadora, por la vía de la práctica y de los hechos ante las exigencias que plantean la competitividad de los mercados globales, es necesario acudir a un escenario más agresivo, más rápido, más flexible. La vocación hacia I+D+i de las empresas representa la primera apuesta hacia la ruptura creativa (Carbonell 2006). La ruptura creativa es la puerta que ha de franquearse imprescindiblemente para entrar en un mundo nuevo: El mundo creativo ante lo desconocido en su sustancia material, pero demandado, conocido y aceptado, a priori, en su estructura formal:
• La mayoría de la tecnología que vamos a utilizar dentro de cinco años, todavía no se ha inventado.
• No sabemos cuales (y cómo) van a ser los productos de ocio que han de definir la sociedad del siglo XXI.
• El espacio, que ha sido históricamente el gran obstáculo de la cultura y la economía, ha perdido todo el protagonismo, mientras el tiempo, que casi no importaba generaciones atrás, es hoy la estrella por excelencia.
• El entorno se ha posicionado también como actor principal. Supone salir del yo y ser capaz de vivir en un contexto en donde lo fundamental (casi lo único) son las relaciones, las conexiones, las redes, el network y la complejidad.
• La imaginación: Causa, principio y fin de la percepción, la visualización y la creatividad. Personalmente me convencen Vronn (1998) y Hendry (2001) cuando replantean los conceptos de los tiempos y los lugares en los que se desarrolla la vida. El valor subjetivo de ese lugar y de ese tiempo es totalmente independiente al hecho objetivo de la ruptura creativa. Todos los hombres y todas las organizaciones tienen capacidad intrínseca para iniciar su ruptura creativa. Sólo la actitud, la voluntad y la decisión pueden conducir, a cada persona, a cada grupo o a cada empresa a su “sublimación creativa” (Kitts 2006). Para las organizaciones y para el S. XXI son válidas las predicciones(Carbonell 2006) que dan prioridad a las estructuras adhocrativas como agrupaciones temporales, adaptativas, relativamente espontáneas y creadoras que surgen ante situaciones y proyectos que necesitan gestionar los verdaderos valores de predecible éxito en el mercado de hoy, que son la variedad de capacidades, la resolución de contrariedades, la gestión del equilibrio progresivo y el liderazgo como fin en si mismo(de estas variables hablaremos en el próximo Canal Eurotalent).

Fernando Bayón, director de Eurotalent

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