lunes, 1 de marzo de 2010

CARS Y EL LIDERAZGO FEMENINO

Joseph Campbell nos enseñó que un ser humano se convierte en héroe cuando, por circunstancias del destino, ha de superar una serie de adversidades que le ponen a prueba. En
Cars, la última película de la factoría Pixar (Toy Story, Bichos, Monstruos S.A., Buscando a Nemo, Los increíbles), Rayo McQueen, el coche protagonista, ya es un héroe: es el más joven de los tres autos que opta a la Copa Pistón, el galardón de velocidad más prestigioso. El actual campeón le comenta que “tiene más talento en un solo tornillo que muchos coches en todo su cuerpo”. Si gana la carrera de desempate, McQueen contará con un famoso patrocinador. Sin embargo, es un tipo engreído, inaguantable, que considera que no necesita ayuda y que se pavonea de sus cualidades especiales. Todo logros, ningún amigo. El azar (perderse de noche en medio de la autopista y llegar a Radiador Springs, en medio de la Ruta 66, “la ciudad más bonita del condado de Carburador”) le permite aprender lo que verdaderamente necesita: la importancia de colaborar con otros semejantes (con otros coches, en la cinta), de vivir en contacto con la naturaleza, de hacer las cosas bien, de sentirse a gusto al formar parte de un verdadero equipo. La profesora Judi Marshall escribió en su obra Mujeres directivas. Viajeras en un mundo de hombres, que en las organizaciones empresariales suelen predominar en la práctica los valores asociados al estereotipo masculino: independencia, control, competición, racionalidad y objetividad. Se trata de “ganar la carrera” a toda costa, sin importar el coste personal o social. En consecuencia, características netamente femeninas como la interdependencia, la cooperación, la intuición, la emocionalidad o la sensibilidad son rechazadas. En un pasado no tan lejano, siempre según la profesora Marshall, la cultura imperante sólo admitía en las empresas a las directivas que se adaptaban al modelo masculino. Afortunadamente, todo indica que las cosas están empezando a cambiar. Marilyn Loden, la autora de Dirección femenina. Cómo triunfar en los negocios sin actuar como un hombre, explica que no se trata de imponer la jerarquía para vencer, sino de forjar un equipo para hacer lo correcto. Aparecen valores como la comunicación, las relaciones personales, la calidad, la empatía… Los expertos coinciden en que para las directivas el poder es un instrumento de propósito público más que una herramienta de ambición personal. ¿Cómo cambiar hacia mejores valores? El camino de aprendizaje que se nos muestra en Cars es el siguiente: el joven Rayo McQueen es perseguido por el Sheriff, un vetusto coche de policía, por exceso de velocidad. Al tratar de escapar, se enreda en un manojo de cables de teléfono. Es ayudado por Mate, una vieja grúa oxidada con escasas luces y gran corazón. El juez, el honorable Doc Hudson, lo expulsa de la ciudad pero Rally, la fiscal y propietaria del motel, convence a Doc de que el forastero ha de arreglar la carretera que ha estropeado. McQueen necesitará cinco días para repararla esparciendo alquitrán. Pretende atajar y hace una chapuza, por lo que debe empezar de nuevo. Hudson le reta a una carrera, que el impetuoso McQueen acepta… y pierde al salirse del trazado. El juez (que ganó tres Copas Pistón hace 50 años), Sally y el resto de coches del pueblo (Mate, Sargento, Rojo, Luigi) le enseñan lo que es importante en la vida. Doc Hudson, el
Los expertos coinciden en que para las directivas el poder es un instrumento de propósito público más que una herramienta de ambición personal. mítico Hudson Hornet de los años 50, se convierte en su “coach” y director de carrera y sus nuevos amigos le acompañan al desempate de la Copa Pistón. Gracias a ellos, Rayo McQueen es mejor piloto y mejor persona. En esta trama se dan todos los ingredientes de un proceso de cambio personal: reflexión (motivada por el incumplimiento de las “reglas de compromiso”, el diálogo y el cuestionamiento), descubrimiento de un mejor modo de hacer las cosas (el apoyo desinteresado de los ciudadanos de Radiador Springs) y nuevas acciones que, gracias a la acción conjunta de coach y pupilo, se convierten en la “segunda naturaleza”, en la nueva actitud del protagonista. Citando a William James, uno de los padres de la psicología, “el pájaro no canta porque sea feliz; es feliz porque canta”. Cars es una excelente vía pedagógica para que niños y mayores aprendan que el aprovechamiento de la diversidad y el liderazgo femenino son la ventaja competitiva en este siglo XXI.
Marta Romo, gerente de Eurotalent

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