martes, 2 de marzo de 2010

Y TÚ, ¿ESTÁS ENAMORADO?

Me he enamorado. Por partida doble, personal y profesionalmente. Me despierto con la sonrisa que no se me quita ni mientras duermo. Y me dice mi jefe: “Disfrútalo, que esto dura 100 días y ni uno más. Demostrado científicamente, cuestión de hormonas”. Puesto que llevo ya 45 en la empresa, por un momento dudé si empezar a mover el currículum, porque para el tema personal me queda más tiempo, exactamente 84 días y 17 horas. Así que, no sé si por llevarle la contraria a mi jefe o porque me apetece seguir disfrutando de este cóctel después de su supuesta fecha de caducidad, he entrevistado a los (des)afortunados en las relaciones laborales sobre los ingredientes del enamoramiento y qué podemos hacer a conciencia para que perdure. Casi en todos los casos, los ingredientes eran los mismos, variando sólo la proporción.
Ilusión. Por el proyecto, por las personas, por las condiciones, por el presente, por el futuro. Porque te sonríen cuando entras en la oficina, porque cuentan contigo, porque sí.
Respeto y tolerancia. Mi pareja tiene unas cosillas que ni entiendo ni comparto, mis jefes más; miedo me da pensar en las rarezas que ellos encuentran en mí. Cuando aprendemos a respetar y tolerar las respectivas diferencias, nos damos cuenta de que no sólo no molestan, sino ayudan a crecer. Mis Eurotalentosos me han contagiado positivamente con el Diversigrama, EDA y otro tipo de cuestionarios. Los utilizamos en el Coaching con los clientes y también en la empresa entre nosotros, para entender cómo aprendemos, por qué actuamos de determinada manera y para ver cómo nos podemos complementar para ser más eficaces. (Psst.. os diré un secreto.. también es útil para conocer mejor a la pareja..)
Crecimiento a la par. “La empresa crece, vosotros crecéis, y yo no tengo ningún espacio para desarrollarme, me quedo atrás.”, dice Ana en su Entrevista de salida. Y Jaume Soler en su libro “Juntos, pero no atados”, compara: “El amor es como un pájaro: si lo aprietas demasiado se ahoga, si lo dejas a su aire se escapa”. También dice que “según sea la dimensión y calidad de nuestro espacio emocional y relacional, vamos a evolucionar o vamos a bloquearnos”. Somos responsables de nuestro crecimiento y de crear un entorno favorable para el desarrollo.
Coherencia. Hacer lo que se dice. Sin más.
Transparencia. “Todo es según el color del cristal con que se mira”. Mayor transparencia, menos distorsiones.
Generosidad. Para Andrés, “La empresa siempre ha sido generosa. El año pasado fue complicado, no conseguimos el objetivo. Este año he ofrecido renunciar a mi retribución variable. Sé que si todo va bien, los jefes serán generosos con nosotros, siempre lo han sido. Han confiado en mí, yo confío en ellos”. Ya lo decía Séneca, “Si quieres ser amado, ama”. Confianza. “He estado enferma en casa y me ponía aun más enferma pensando que mi jefe pensaría que me lo estaba inventando. No quiero estar con las personas que no confían en mí.”
Buen clima. Para mí es el nombre de este cóctel. Todos sus ingredientes forman parte del buen clima. Si lo mantenemos, no sólo trabajamos más a gusto, sino que somos más productivos y lo transmitimos a nuestro entorno, a nuestros clientes. “Me gusta estar contigo”.
Flexibilidad. Un abrazo. Para que sea verdadero y fuerte, las dos partes tienen que adaptar su postura respecto a la otra.
Alegría, disfrute. Hace un par de semanas hicimos un Coaching de equipo en Málaga. Tres días de levantarme a las siete de la mañana y volver molida a la habitación a la una de la madrugada. Feliz y con ganas de más, como todos que estuvimos allí. ¡Ojo!, la alegría es altamente contagiosa.
Comunicación. Es la clave de toda relación. Con demasiada frecuencia damos por hecho que nos comunicamos bien mientras nuestra área ciega se va haciendo más grande. ¡Vivan los cursos de comunicación, Coaching, PNL, las Ventanas de Johari y cualquier otro invento que nos ayude a comunicarnos!
Compromiso. Es importante definirlo, saber en qué consiste, cómo lo entienden ambas partes. A menudo hablamos de las “reglas de compromiso”. Leonardo Wolk las llama “acuerdos de mutuo respeto”. Me gusta esta definición.
“Pequeños detalles, valorar a la persona, dar las gracias, sentir que te quieren, que están a gusto contigo”, espera Ana de su nueva empresa. En la antigua lo echaba de menos. “Sé que es mi trabajo, que por eso me pagan, pero me hubiera gustado tanto que hubieran tenido un detalle conmigo de vez en cuando, como darme las gracias por un esfuerzo adicional, o decirme que me vaya a casa media hora antes, después de quedarme sin mi pausa para el almuerzo por tener que terminar un tema.” Un SMS que dice “Me gusta estar contigo”. Gracias, cariño.
Apoyo, sentirte respaldado. No somos perfectos, cometemos errores, tenemos un mal día. El apoyo en los momentos desafortunados nos ayuda a levantar la cabeza, retomar el vuelo, sentirnos seguros. La falta de apoyo crea la sensación de soledad; cuando nos sentimos solos con alguien, tendemos a cambiar la compañía.
Fluidez. “La Sensación de Fluidez” fue el primer libro que leí de Juan Carlos Cubeiro. Ha dado con la palabra perfecta para definir una relación perfecta. Pero no creáis que es tan sencillo. El otro día le dije contentísima: “¡Estoy feliz porque siento que la relación fluye!” Me contestó: “¿Con qué densidad?” Ahí me ha pillado. Parece ser que hay que poner medios para que las cosas fluyan a velocidad y densidad adecuada, sólo así seremos capaces de conseguir los retos que nos propongamos.
Proyecto en común. Puede ser que en el principio no lo haya, pero si apostamos uno por el otro, podemos conseguir lo que queramos. ¿Qué hacemos hoy? Juntos, cualquier cosa. Feliz Día de San Valentín.

Biba Osrecak, Gerente de Eurotalent Publicado en La Gaceta, 14 de febrero, 2008

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