martes, 2 de marzo de 2010

“BABEL”

Todos conocemos la historia de la torre de Babel. La Torre de Babel es una construcción de tipo zigurat que es mencionada en la Biblia, es una historia de ambiciones y de poder: la de unos hombres que desean construir la torre más grandiosa posible para alcanzar el máximo poder, su castigo será el que un buen día estando en plena construcción serán condenados a expresarse cada uno en un idioma diferente y esta imposibilidad de comunicación supondrá el final de su proyecto. Y aquí enlazamos con la película de” Babel”, dirigida por Alejandro González Iñárritu (con la cual completa su espléndida trilogía), en la que la falta de comunicación es otra constante. En un instante, las vidas de cuatro grupos de extraños en tres continentes diferentes (Marruecos, Méjico y Japón) colisionan. Dos jóvenes marroquíes, una pareja de turistas estadounidense, una adolescente japonesa y una niñera mexicana, ninguno de ellos llegará a conocerse a pesar de la inesperada conexión que les une y se quedarán aislados al ser incapaces de comunicarse con las personas que les rodean. La historia de Babel es una historia de personas que no se comprenden y ello agravará su sufrimiento. Padres e hijos que no se entienden (historia de Tokio), una niñera que toma decisiones arriesgadas sin comunicárselo a los padres. Los niños marroquíes que son incapaces de contar lo sucedido por miedo a no ser comprendidos. Y en este tema de comunicación y comprensión, Covey nos dice que no puede haber comunicación si no existe comprensión. A la hora de comunicarnos debemos practicar la escucha empática y cuando hablamos de escuchar empáticamente, hablamos de escuchar con la intención de comprender. Practicar la “escucha empática” significa entrar en el marco de referencia de la otra persona. Ver las cosas a través de “su” marco, comprendiendo su paradigma y lo que esta persona siente. Esto ocurre muy a menudo en nuestras organizaciones. La falta de “comunicación empática” impide el entendimiento y mengua la confianza de las personas en las organizaciones. Las personas estamos llenas de nuestras propias razones, de nuestra propia autobiografía, queremos que nos comprendan pero nuestras conversaciones se convierten en monólogos colectivos y nunca comprendemos lo que le está sucediendo a otro compañero o colaborador. La mayor parte de nosotros no escuchamos con la intención de comprender sino solamente para poder contestar. ¿Por qué? Por que nos han enseñado a hablar en el colegio, hemos aprendido el significado de las letras, cómo formar palabras y pronunciarlas, pero tenemos una asignatura pendiente que es la de escuchar, a esto no nos han enseñado en el colegio ni en la Universidad. Si no existe “comunicación empática”, el “momento humano” concepto empleado por Edward Hallowell que ahora está tan de moda en la empresa, no sirve para nada. El momento humano tiene dos pre-requisitos: la presencia física de las personas y su atención intelectual y emocional. La presencia física sola no es suficiente, puedes trabajar hombro-a-hombro con alguien en un proyecto durante un montón de horas y no tener un sólo momento humano. Y la atención intelectual y emocional sola tampoco es suficiente.
Practicar la “escucha empática” significa entrar en el marco de referencia de la otra persona. Ver las cosas a través de “su” marco, comprendiendo su paradigma y lo que esta siente. De nada sirve dedicar tiempo a la comunicación con nuestros colaboradores o compañeros si no lo hacemos con ánimo de entenderles o comprenderles. Porque al final la percepción de este “momento humano” lejos de ser motivadora puede suponer una rotunda perdida de tiempo para las partes implicadas. El momento humano exige dedicar unos minutos en cuerpo y alma. Implica dejar la mente en blanco para esa persona, dejar de pensar en nosotros y practicar la empatía. Podemos decir que Babel es la vivencia de unas personas que sienten en sus carnes el gran aislamiento producido por la sociedad actual. El disponer de tantos medios de comunicación no presupone el estar más o mejor comunicado. Y ¿no creen que existen todavía muchas torres de Babel en nuestras organizaciones? Y que paradójicamente muchas veces cuantos más medios de comunicación disponemos (teléfonos móviles, correos electrónicos) más aislados nos podemos sentir en la organizaciones si no potenciamos y practicamos estos “momentos humanos”.
Nuria Sáez, gerente de Eurotalent.

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