lunes, 1 de marzo de 2010

MITOS Y REALIDADES DEL COMITÉ DE DIRECCIÓN

El Comité de Dirección de una empresa es, o al menos debería ser fundamentalmente, un órgano
colegiado de dirección. Es absolutamente impensable, con la complejidad que rodea a las empresas hoy en día, creer que una sola persona, por muy cualificada que sea y por mucho liderazgo que tenga, pueda en solitario dirigir una empresa.
De hecho, una de las cualidades que siempre caracteriza al buen líder es la de rodearse de un buen equipo de colaboradores y sobre todo, con rodearse no basta, hacerlo funcionar de una
manera cohesionada como un verdadero equipo de los llamados de “alto rendimiento” en beneficio de la empresa y de sus resultados.
Pues bien eso es a lo que legítimamente debería de aspirar todo Comité de Dirección empresarial, ante todo a funcionar como un equipo de “alto rendimiento” y sobre todo a producir un impacto, positivo, sobre los resultados de su empresa.
Sin embargo, la realidad no es siempre esta. A veces, muchas por desgracia, los Comités de Dirección parecen más un Comité de Directores en los que sus miembros ven la empresa a través
de sus respectivos departamentos, en lugar de ver a estos a través de lo que la empresa necesita de ellos.
Otras veces parece como si el pertenecer al Comité de Dirección fuera un símbolo de estatus y en consecuencia sus componentes son elegidos más pensando en esto, que en construir un equipo
que pueda aportar todos los puntos de vista necesarios para que, efectivamente, sea un órgano de dirección colegiado. A título de ejemplo de esta circunstancia, quiero llamar la atención sobre el hecho del buen número de Comités de Dirección que conozco donde, y lo digo sin
corporativismo, el Director de Recursos Humanos no participa directamente en ellos. Estas y otras notables ausencias se justifican diciendo que el número de miembros de un Comité
de Dirección debe estar limitado. Efectivamente, así es, sin embargo he visto Comités de Dirección desde exiguos a multitudinarios, en ambos casos el funcionamiento y sobre todo los resultados suelen ser muy pobres. Según mi experiencia para que un Comité de Dirección
funcione bien, el número de miembros debería oscilar entre un mínimo de cinco y un máximo de diez, asegurando la participación de las funciones clave para el negocio.
Hay Comités de Dirección que en su funcionamiento cuidan mucho el “soft”, es decir, la confianza entre los miembros, las buenas relaciones, lo “políticamente correcto”, etc. Otros se preocupan más del “hard” , las agendas, la periodicidad de las reuniones, la duración de las mismas, las actas
de las reuniones, la duración de las presentaciones, etc. Ambas cosas son importantes, pero combinadas en su justa medida.
Un Comité de Dirección no funciona eficazmente ni a base de “buen rollo” solamente, ni a base de “golpe de agenda” y turnos controlados de intervención. En otras palabras para que un Comité de Dirección funcione eficazmente se requiere disponer de un buen “soft” y aplicarlo a
través de un “hard” adecuado a los objetivos que se persiguen, incluso a las características de los miembros que lo constituyen.
Hay Comités de Dirección en los que parece que al elegir a sus miembros, se ha primado la homogeneidad en cuanto a las características personales de los mismos, tales como carácter, manera de pensar, aficiones, etc., como tratando de buscar la cohesión por consenso, a veces uno podía pensar que es como si se hubieran hecho “fotocopias” de un modelo dado. Personalmente pienso, y la experiencia lo demuestra, que esto es un error, lo único en común que
es necesario que tengan un Comité de Dirección, como punto de partida, es la visión de la empresa, la misión, los valores y unos objetivos comunes. El resto tiene que gestionarlo el líder con la ayuda de todos los miembros. La diversidad es una gran riqueza en la empresa, y el Comité de
Dirección no podía ser menos, a condición de que se gestione para optimizar los resultados.


En apoyo de esta tesis quisiera comentar, y está científicamente demostrado, que para un buen
proceso de toma de decisiones en un equipo, (y el Comité de Dirección debería tomarlas sistemáticamente), se requieren, al menos, cuatro tipologías de personas distintas. Si falta alguna de ellas el proceso puede resentirse.
Un último comentario, las estadísticas demuestran que, en general, los Comités de Dirección y sus
miembros son los que menos formación reciben en la empresa. Puede parecer sorprendente, pero es una realidad. Para más señas, recuerdo una empresa en la que el promedio de formación de los miembros de su Comité de Dirección era de una hora al año...
En cualquier caso hay muchos Comités de Dirección que funcionan muy bien y este buen funcionamiento, al igual que el malo, tiene sus síntomas concretos que lo señalan de una manera
bastante objetiva, porque cuando uno evalúa el funcionamiento de un Comité de Dirección corre el riesgo de ser subjetivo. Pero esto, querido lector, volveremos sobre ello, próximamente, si el tema le parece de interés.

Vicente Blanco, director de eurotalent


Ante todo a funcionar como un equipo de “alto rendimiento” y sobre todo a producir un impacto, positivo, sobre los resultados de su empresa.

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